INTERNET Y LOS DERECHOS HUMANOS

Nelson Manrique


  La definición que hiciera Michael Minning,el representante de la Cruz Roja Internacional en el Perú, de su papel como mediador entre el gobierno peruano y el comando del MRTA que mantiene secuestrados a cerca de un centenar de rehenes en la residencia del embajador del Japón, constituye una expresión más de los profundos cambios que viene viviendo el mundo y de la medida en que éstos afectan todas las esferas de nuestra vida. El Sr. Minning dijo en una entrevista televisiva que concebía su rol como el de "un Internet neutral". Con esto quería subrayar que entiende que su función es proporcionar un canal de comunicación a traves del cual los implicados pueden intercambiar sus puntos de vista, sin tomar partido por uno u otro, preocupándose más bien por proporcionar ayuda humanitaria a todos. El hecho es notable, y confirma que en el sentido común ha calado la idea de que la red de redes es, por sobre todo, un canal de comunicación abierto, confiable y al servicio de todos.

La subversión en el ciberespacio

Naturalmente, la relación entre la red de redes y el golpe del MRTA en la casa del embajador del Japón no se ha limitado a las declaraciones del Sr. Minning. Internet ha servido durante estos días como un canal privilegiado para mantenerse informado acerca de lo que venía aconteciendo en todo el mundo. La Red Científica Peruana instaló un web dedicado al tema, al que acceden miles de personas en el mundo, para encontrar enlaces con las fuentes que pueden proporcionarles la información que buscan. Por su parte, el MRTA abrió su propio web, para difundir sus puntos de vista. Se sumó así a Sendero Luminoso, que desde hace algún tiempo tiene instalado su propio web, donde tiene en vitrina sus documentos y pronunciamientos partidarios.

Los infaltables fans de la censura

Hechos como este suelen provocar una reacción comprensible de personas que alzan sus voces para demandar que se impida que las organizaciones subversivas hagan circular sus mensajes valiéndose de Internet. Sin ir muy lejos, hace unos pocos años, cuando Sendero Luminoso comenzó a difundir sus posiciones a través del correo electrónico valiéndose de una lista de interés dedicada al Perú, el clamor periodístico que se alzó contra la utilización impune de este medio por los senderistas fue tan grande que la Red Científica Peruana se vio obligada a bloquear el acceso desde el Perú a esa lista. En un balance desapasionado de la decision, la medida fue ineficaz para impedir que estos materiales circularan en el país, pues para obtenerlos bastaba pedirle a cualquier amigo que tuviera correo electrónico en el exterior que los reenviara. Pero, en cambio, creo una situación ideal para Sendero: siendo el Peru el único país del mundo que no tenía acceso a esa lista de discusión los peruanos residentes en el país no tenían como contestar las afirmaciones de sus propagandistas, que podían decir cualquier cosa sin el temor de ser desmentidos.

Cambios en el balance de poder

Hay quienes piensan que la alternativa es exigir que se establezca algún organismo internacional que impida que estas cosas sucedan, vetando aquellos contenidos que los gobiernos consideran que no debieran circular. Pero el remedio es peor que la enfermedad, pues amenaza algunos logros ciudadanos fundamentales. Imponer una censura cualquiera abre siempre el camino a las demás. Por otra parte, amenaza a un instrumento que ha demostrado un enorme valor para la defensa de los derechos humanos de las víctimas de los conflictos en que es pródigo este fin del milenio. El Proyecto Berserkistan, de Bosnia, por ejemplo, ofrece a los habitantes de la convulsionada península balkánica páginas en la World Wide Web (WWW) gratis, para que pongan sus denuncias. El Centro de Documentación de Camboya, patrocinado por grupos estadounidenses y australianos, recopila información sobre víctimas, torturadores y asesinos, que es puesta a disposición de los interesados en Internet.

Naturalmente, los regímenes autoritarios tienen de qué preocuparse pues la globalización de la información en curso y la difusión de las nuevas tecnologias tienden a producir notables cambios en el balance de poder entre civiles y militares. Internet representa "una amenaza estratégica significativa a largo plazo para los regímenes autoritarios", según el analista del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, Charles Swett. Pronto los ciudadanos que viven en zonas asoladas por la guerra "utilizarán cámaras de video baratas para documentar los abusos contra los derechos humanos e introducir el registro en las páginas del WWW, dejando de lado la intermediación de medios de comunicación y gobiernos" (Peter Costantini: "Tecnología: Internet equilibra relación entre civiles y militares", IPS, 10 de junio de 1996). Pero aunque todo esto suena espectacular, constituye apenas la punta del iceberg en lo que se refiere a los cambios que vienen experimentándose en la relación entre la política y la información.


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© Nelson Manrique, 1997

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